sábado, 3 de agosto de 2024

Segunda peregrinación Mariana

    Después de la peregrinación mariana que hicimos a la ermita de la Virgen del Adyutorio, de Benlloch, Adrián nos invitó a la siguiente, que estaba programada para hoy sábado 3 de agosto al Ermitorio-Santuario de la Virgen de l'Avellà en Catí.


    Estas peregrinaciones marianas tienen lugar los primeros sábados de mes, tal como la Madre le pidió a Sor Lucía, vidente de Fátima, para difundir la devoción al Inmaculado Corazón de María.


    A JJ y a mí nos hizo ilusión, porque es una ermita y un pueblo a los que tenemos cariño. Y el hecho de compartir un rato de oración con gente que verdaderamente vive su fe, era la guinda del pastel. Habitualmente, no lo encontramos en nuestro entorno.

    Esta vez nos juntamos poquitos. En verano la gente está de vacaciones o en viajes por ese mundo.

    Quedamos en el Ermitorio, que está en un paraje precioso, a las 9:00 h de la mañana. 
Ellos salían a las 8:00 h de Castellón. Nosotros subíamos directos desde casa.


    La mañana era fresquita. La tormenta de ayer tarde refrescó el ambiente caluroso de estos últimos días. Además, la ermita se encuentra en plena sierra, a unos 900 m. sobre el nivel del mar y el clima acompaña.
    El entorno es idílico. En verano tiene mucha vida, con las terrazas llenas de mesas del hotel. Todo está decorado con gusto. La ermita se halla al fondo del conjunto, en una plazoleta donde se encuentran 2 majestuosos álamos negros y una fuente, cuyas aguas tienen propiedades milagrosas, según la gente del lugar.

  La tradición religiosa sitúa el milagro de la vieja alrededor del año 1540.

           Por el camino que baja del Peironet caminaba una mujer anciana ciega y leprosa acompañada de una niña. Iban a Salvassòria para implorar a Santa Lucía, abogada contra los males de la vista. Cuando pasaron al borde de la fuente oyeron la voz suave de la Virgen invitándola a lavarse en las aguas de la fuente. Entonces se produjo el milagro, la anciana recuperó la vista y la salud. Fue corriendo al pueblo y contó el milagroso suceso. Entonces la gente subió en procesión al lugar del milagro y acordaron edificar una pequeña capilla donde colocaron la imagen de la Virgen de l'Avellà que se encontró en el mismo paraje.

    Extraído de catimenu

    La ermita sorprende por su sobriedad exterior y por su magnífico interior, recientemente restaurado. De hecho, aún faltan por poner algunos frescos que están restaurándose. Algunos la llaman "la Capilla Sixtina del Maestrazgo". En sus paredes se aprecian pinturas al fresco realizadas en el s. XVIII por Pasqual Mespletera, de Sant Mateu. La ermita se construyó en el s. XVIII, substituyendo una ermita anterior del s. XVI.
    Más información sobre el lugar, haciendo clic Aquí.

    La Virgen de l'Avellà recibe el título de Madre de Misericordia




     El párroco de Catí, D. José María, ofició una misa sencilla y pudimos comulgar.
    
    Terminada la misa, buscamos un rinconcito donde nos diera un poco el sol (curioso decir esto en pleno mes de agosto), y Adrián nos obsequió con un rico almuerzo. Nosotros traíamos bocadillos de casa, pero no dejamos pasar la oportunidad de probar los exquisitos tomates de la huerta de su padre. Una delicia.

    Después, cogimos los coches y bajamos hasta Catí. Marisol es la señora que se encarga de las llaves de la iglesia, y ya nos la tenía abierta cuando llegamos. También nos gustó mucho la iglesia parroquial. Es bastante sobria, como la de nuestro pueblo, dominando la piedra y la pintura blanca. Sorprende la bóveda tabicada con forma de cañón con lunetos y decorada con la técnica del esgrafiado. Esta decoración de esgrafiados permanecía oculta tras varias capas de pintura blanca y, en el año 2013, fue recuperada en su integridad, en los trabajos de restauración del edificio, realizado por La Luz de las Imágenes. 
    Destacan las bellas tallas religiosas. 
    La iglesia está dedicada a la Asunción de María, otra coincidencia con la nuestra.
    En el s. XVIII se realizó una de las reformas más importantes con la construcción de la capilla de la Comunión, hoy dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y que alberga el Sagrario con el Santísimo. La capilla está decorada con frescos del mismo autor que los de la ermita de l'Avellà, Pasqual Mespletera, pintados entre 1744 y 1747, y representan una exaltación del Santísimo Sacramento de la Eucaristía.
    Justamente en esta capilla, rezamos una oración en reparación a Jesús Sacramentado por los recientes acontecimientos de París y por tantas irreverencias a su Sagrado Corazón.
    Acto seguido, rezamos el rosario entre todos. Un momento inolvidable.

    Eran las 12 cuando emprendimos la vuelta a casa. Eso sí, no quisimos perdernos la visita casi obligada a la ermita de Sant Pau de Albocácer. El Señor nos obsequió con la enorme gracia de encontrar abiertas todas las estancias del conjunto arquitectónico. Así que pudimos visitar el interior del templo. La ermita es un templo de reducidas dimensiones, de nave única, sin capillas laterales, con cubierta de bóveda de crucería, terminado a principios del siglo XVII. El coro alto está fechado en 1608. La joya de la capilla es el presbiterio, decorado entre 1687 y 1690 con pinturas de Vicente Guilló que representan escenas de la vida de san Pablo y alegorías de su gloria.


    Al lado de una antigua capilla, hoy inexistente, se construyó una hospedería, a finales del siglo XVI. El patio central porticado da acceso al prado, al templo, a la cocina, chimenea y antiguas cuadras. Por la escalera en piedra, de tradición gótico-catalana, se alcanzan las dependencias superiores con una sala de reuniones, decorada con pinturas murales del primer tercio del siglo XVII.


    En las salas del primer piso encontramos hoy exposiciones de fotografía, pintura y telares.

     Y llegó el momento de la despedida. Despedida, eso sí, hasta la próxima peregrinación, a la que nos vamos a apuntar sin duda.



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