A Raquel le gustaron mis magdalenas, pero Juanjo opinó que, aún estando buenas, les faltaba sabor a chocolate.
Así que substituí el cacao de la receta original, por 100 gr. de chocolate fundido para postres, y volví a preparar otra tanda de magdalenas.
El cambio, que afectó también a los moldes, les vino muy bien. Esta vez los moldes eran más pequeños y bastante rígidos, con lo cual la mezcla no se desparramaba al aumentar con el calor del horno. Salieron una magdalenitas ricas y fáciles de comer.
Pero el sabor a chocolate auténtico todavía no lo tenían.
Y, claro, me puse a leer con detenimiento la receta, para ver en qué la podía mejorar. Y descubrí que, en cuanto a los ingredientes, la masa es muy parecida a la del rollo de chocolate, que es la estrella, junto a la coca de galletas, de nuestros postres de celebración. Y el rollo sí tiene sabor a chocolate...
En esas estoy.
Mi idea es preparar la masa como si del rollo se tratase, pero hornearlo en forma de magdalenas.
Espero dar con el toque preciso esta vez.
Lo pruebo y os lo cuento.
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