sábado, 30 de julio de 2011

Sanmartils

  Este sábado, 30 de julio de 2011, hemos celebrado la fiesta de Los Santos Mártires. Curiosamente este año, ha caído justo el mismo día de la fiesta. Normalmente, lo celebramos el último sábado de julio. Pero este año ha coincidido.
  Puede que os sorprenda el título de esta entrada. Sanmartils. Esta es la palabra que, desde bien pequeños, aprendíamos a decir, mucho antes de comprender qué celebrábamos o a quién festejábamos. Porque Sanmartils era un todo para nosotros, era incluso mejor que la venida de los Reyes Magos. La víspera nos quedábamos en la calle, para ver si pasaban los feriantes que iban a montar sus paradas en la ermita. Emocionados, pensando qué nos íbamos a comprar. Y esa noche anterior costaba dormirse.
  Cuando la procesión se acercaba a la cuesta de la ermita, alargábamos la cabeza por encima de la gente para ver si habían "paraetes" donde gastarnos los duros que la familia nos había dado.
  Con los años, trasladamos toda esa emoción a nuestros hijos, y ahora son ellos los que sueñan con lo que se van a comprar. Es bonito verlos tan emocionados como nosotros lo estuvimos entonces.
  Aparte del tema parrandero de los puestos y los feriantes, la fiesta de Los Santos Mártires, es la fiesta dedicada a los Santos de la Piedra, a nuestros Abdón y Senen, patronos de la villa de Benlloch. Y aquí entra un poco la historia. Resulta que la conocida como la ermita del Adyutorio, fue en origen la ermita de los Santos Mártires. Estos cedieron gustosos (al menos eso es lo que parece) su casa a la imagen de la Virgen del Adyutorio, venida de tierras portuguesas. Los Santos acabaron morando en la iglesia parroquial. Y una vez al año se les lleva de visita a la que fue su casa, a presentar sus respetos a la Virgen.

  Se les conoce como los Santos de la Piedra, porque a ellos se aclamaba la gente para que deshicieran las grandes tormentas de granizo y protegieran los cultivos.
  Hoy la procesión salía desde la iglesia a las 9 y media de la mañana. Pero 15 minutos antes aún no se sabía si podríamos ir en procesión. Hemos pasado una noche y una madrugada de rayos, truenos y lluvia. Una tormenta eléctrica espectacular y ensordecedora. No es extraño que más de uno se haya aclamado a los santos, porque nada más salir la peana de la parroquia con la imagen de los santos, ha escampado la tormenta y ha lucido el sol por el resto del día.