sábado, 27 de noviembre de 2010

Rollo de chocolate

  Laura me pidió un par de tartas para su cumpleaños: el pastel de cuajada y un rollo de chocolate con natillas.
  El pastel de cuajada lo preparamos y comimos el miércoles, el día de su cumple.
  Y tenemos pendiente el rollo de chocolate, que prepararemos mañana, para subirlo a la montañita como postre para después de comer.
  El rollo de chocolate es un postre típico en casa de Juanjo. Su madre lo ha hecho durante muchos años, y en muchas celebraciones. Ella lo aprendió de Marie Paule, la mamá del primo Miguel Angel. Acompañado de natillas, es un postre espectacular.
  Ahora yo continúo preparando esta receta.
  Rollo de chocolate.
  Ingredientes:
  3 huevos, 125 gr. de azúcar, 125 gr. de mantequilla o margarina, 125 gr. de harina, 200 gr. de chocolate negro, 1/2 sobre de levadura Royal.

  Preparación:
  Mezclar las yemas con el azúcar en un cuenco. Montar un poco para que doblen el volumen.
  Añadir la mantequilla derretida y el chocolate, también derretido.
  Ir añadiendo la harina, con la levadura ya mezclada.
  Montar las claras a punto de nieve e ir añadiendo a la mezcla con movimientos envolventes.
  Untar con mantequilla un molde en forma de corona y verter la preparación.
  Horno precalentado, 180ºC, 1/2 hora

  Las natillas se preparan siguiendo las instrucciones de la marca que hayáis elegido. Por supuesto, unas natillas caseras estarían muy bien, pero me valen las de compra.

  La combinación es realmente buena. Pero también se pueden comer por separado. Ahí el gusto de cada cual.

Ya sé hacer gominolas...

  A veces llegas a las cosas sin proponértelo, sin haberlo previsto. Sencillamente llegas. Por una casualidad.
  ¿Qué necesidad tenía yo de aprender a hacer nubes de fresa? Pues ninguna.
  Pero la receta llegó hasta mis ojos, y me atrapó. La leí en el blog Pasen y Degusten, de María José.
  Era simple, rápida... perfecta.


  Hice una primera prueba y nos pareció que estaban buenísimas. No tenían nada que envidiar a las originales, a las de compra, en cuanto a su sabor y textura. Únicamente hechas con gelatina y azúcar. Con la tranquilidad y la confianza que te da el que esté hecho en casa.


  Ingredientes:
  1 sobre de Gelatina Neutra, 1 sobre de Gelatina sabor fresa, 200 ml. de agua, 200 gr. de azúcar, azúcar glas para decorar.
  Preparación:
  Poner a calentar el agua en un cazo. Cuando esté bien caliente, casi a punto de hervir, verter el azúcar y el sobre de gelatina neutra. Remover y disolver bien.
  Añadir la gelatina de fresa, sin parar de remover. Irá espesando un poco, hasta adquirir la consistencia de un almíbar. Unos 5 minutos será suficiente.
  Transcurrido ese tiempo al fuego, apartaremos, verteremos la mezcla en un cuenco más grande y dejaremos enfriar una 1/2 hora.
  Una vez frío, y con ayuda de unas varillas eléctricas, montaremos la mezcla como si levantáramos unas claras a punto de nieve. Hemos de conseguir una textura de nata montada.
  Forraremos un molde rectangular, no demasiado grande, con papel de hornear. Esto hará más fácil el desmoldado. Vertemos la preparación. Dejaremos reposar unas horas. Incluso toda la noche. Cortaremos en porciones al gusto y las rebozaremos en azúcar glas.

  Cuando lees la receta, ya te parece que el resultado va a ser bueno, pero, cuando pruebas estas nubes de fresa, te das cuenta de que el resultado no sólo es bueno, es muy bueno. Para repetir. Para darles una sorpresa a los niños, obsequiándoles con algo rico y natural.

  De todas maneras, tranquilos: si no estáis muy seguros de poneros manos a la obra para hacer estas deliciosas nubes, buscad el momento oportuno para presentaros en mi casa cuando oláis a fresa desde la puerta...

jueves, 25 de noviembre de 2010

A por leña


  Esta mañana, Juanjo y yo hemos estado en La Caseta, haciendo un poco de leña para la chimenea.
  En El Tiempo, vienen anunciando una ola de frío polar para este fin de semana, y no queremos que nos pille fuera de juego.


  Hemos elegido un árbol que estaba completamente seco, y la motosierra ha tenido que emplearse a fondo. Es curioso, pero se corta mejor la leña verde...


  Cuando ya teníamos la faena adelantada, nos hemos comido un bocata que llevábamos en el capazo.
Este es el tronco típico de los almuerzos en La Caseta.


  El Clio es un vehículo multifunción, y muy agradecido. Va a cumplir 17 años, ¡y está hecho un chaval!


  Quien a buen árbol se arrima...
... tal cual coge la postura...

  Hemos pasado una buena mañana.
  Y estaremos calentitos un par de semanas.
  No está nada mal.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Laura

  Nuestra Laurita cumple hoy 12 años.
  Aquella niñita rubia, de ojos azules...


... es hoy una señorita de 12 años...
  ¡Cómo pasa el tiempo!

¡¡Felicidades, Laura!! 

martes, 16 de noviembre de 2010

Esto sí es una fideuà

  Es que es hablarme de la fideuà, y tocarme mi fibra sensible.
  FIDEUÀ.
  En principio, parece que una receta única, debería dar un resultado único. Es pura lógica. Cae por su propio peso. Pero no. Cada casa es un mundo, y se ve que existen tantas recetas de fideuà, como familias.
  Según dónde la comas, te dan fideo fino o fideo gordo; fiedo con agujero o sin él; sofrito con más o menos ingredientes; con un tipo de pescado o con otro... Y, para muestra un botón.
  Otro de los blogs que sigo, casi desde el principio de mi llegada a Internet es Javi Recetas. Javi intentó unificar todas las recetas de fideuà que la gente quiso aportarle. Únicamente tienes que darte un paseo por el montón de comentarios que le dejó la gente, para darte cuenta de la enorme, ingente, cantidad de versiones sobre la misma cosa.
  Una locura.
  Pero yo, que ya sabéis que soy muy de lo mío, digo, sin ningún complejo, que la mejor fideuà que he comido nunca, es la que hace mi suegra.
  Y yo, me he basado en su receta, y he creado la mía propia, adaptando cantidades y calidades, para hacerla mía, y para los míos.
  Para gustos, los colores. Esto no quiere decir que mi receta sea la original, o que sea la mejor. Es la receta que a mi me funciona, porque mi familia la disfruta, porque es la que nos gusta, y es con la que comparamos cuando la comemos en algún restaurante.
  Justamente, esta mañana, hablaba del tema con Ioana, porque ella nunca la ha hecho y quería saber cómo hacerla. Y, claro, he barrido para mi casa.
  Os dejo mi receta.
  Empezamos haciendo un caldo de pescado, con algunas cabezas y espinas, o con morralla... lo que se tenga a mano. Unos 2 litros de agua, cebolla, zanahoria, puerro, laurel, tomate, perejil... al gusto.
  1/2 hora de cocción es suficiente.
  Colar bien el caldo y tenerlo preparado.
  Poner aceite en el paellón. Sofreír las gambas y apartarlas. Yo pongo 2 gambas por persona. Sofreír 2 sepias limpias cortadas en dados.
  Añadir 1 ajo bien picado, 1 pimiento rojo troceado, y 1 cebolla mediana bien troceada. Por último, 2 cucharadas de tomate natural troceado.
  Sofreír bien y sazonar.
  Cuando la verdura esté bien sofrita, incorporar los fideos, gordos y con agujero, (400 gr. para 4 personas). Darles unas vueltas, que se rehoguen  en el sofrito. Verter el caldo, bien caliente, hirviendo, a  ser posible. Un poco más de 1/2 litro, que cubra bien los fideos. Echar azafrán y rectificar de sal.
  Añadir de nuevo las gambas y dejar cocer unos 10 minutos.

El fideo ideal
  Lo bueno está en cogerle el punto. Los fideos han de embeberse el caldo, no quedar caldosos, ni pasados, ni crudos. La experiencia es la que, al final, da el toque de gracia a cada receta.
  La fideuà es un plato rápido de preparar, pero conviene tener todos los ingredientes a mano, para no perder tiempo. Y, si este apura, recurrid a un caldo de pescado ya preparado, en brick; incluso a agua con una pastilla de concentrado de pescado. El resultado no será idéntico, pero quedará resultón.

  Bien. Esta receta se merece una foto que la acompañe. Lo tengo en cuenta.
  Espero que os hayan entrado ganas de comerla...
  A mi sí, os lo aseguro. De este fin de semana no pasa...

lunes, 15 de noviembre de 2010

Mi primer sorteo

  Aunque tengo mis blogs, no me considero una "bloguera" al uso. No soy muy de participar activamente ni de forma visible en otros blogs. En casos muy particulares dejo algún mensaje, cuando el tema me afecta o me atrae de manera personal. Pero se podrían contar con los dedos de la mano, mis apariciones públicas.
  Todas las mañanas, como un ritual, doy un paseo por los blogs que sigo desde hace algún tiempo.
  La mayoría son de tema cocina. Reconozco que me atraen particularmente; siempre extraigo alguna idea, algún hacer... Y eso que soy durita, que suelo tirar mucho para casa, con el convencimiento de que mis procedimientos culinarios no tienen nada que envidiar a aquellos que voy leyendo.
  Pero siempre, algo me sorprende.
  Una buena presentación, una tarta espectacular, un plato increíble con ingredientes de lo más normales... Una receta correctamente explicada, un don para expresar con palabras lo que se siente...

  Os presento una de mis últimas actuaciones.
  Resulta que Dolorss, la autora de blog de cuina ha convocado un concurso entre toda la gente que la sigue. En principio no iba a participar, porque la sigo de manera anónima, jamás le he dejado un comentario ni he participado en nada suyo. Pero me pudo lo curiosidad.  Participo con el número 65 en su sorteo.
  Lo de menos es el premio, la verdad. Lo he hecho porque era el momento adecuado de darme a conocer, y el sorteo me ha dado la excusa perfecta.
  Mi blog no se puede comparar a ninguno de los que sigo. El mío es como de andar por casa, de aficionado... Pero aprendo mucho viendo a otros. Por eso estoy agradecida.
  Se está presentando un montón de gente. Muchos, anónimos como yo. Es un alivio...
  Bueno, ya os seguiré contando.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Panecillos tiernos

  Venga, vamos a aprender otra receta de cocina.
  Esta receta es la que hace mi hermana Marian para hacer los panecillos que les gustan a Laia y a Neus. Se trata de un pan blandito, fácil de comer, e ideal para almuerzos y meriendas de los niños. Ella, a su vez, lo sacó de La Cocina de Mo.
  Panecillos tiernos.
  Ingredientes:
  330 ml. de leche, 1 cucharada de aceite, 1 huevo, 550 gr. de harina de fuerza, 10 gr. de sal, 1 cucharadita de miel (opcional), 1 sobre de levadura o 30 gr. de levadura fresca.
  Preparación:
  Templar la leche. Una vez templada, disolver en ella la levadura. La casa Maizena o Vahine comercializan Levadura de panadero en polvo. Poner 1 sobre ó 2, depende de la cantidad que lleve cada sobre. Yo utilizo pastillas de levadura fresca, de la marca Levital; cada pastilla contiene 25 gr. de levadura fresca y esta cantidad es suficiente para 500 gr. de harina.
  Ahora hay que añadir unas cucharadas de harina al recipiente que contiene la leche y la levadura. Se trata de hacer un poco de masa madre. Removeremos bien para disolver la harina y taparemos con un paño. Tenemos que dejarlo reposar, en un lugar cálido, unos 15 minutos, hasta que espume.
  Ahora iremos añadiendo el resto de los ingredientes.
  Esta vez no le he puesto la miel. Puede parecer que esta le da un toque dulzón a la masa, pero no es así. Se le suele poner la miel, porque los panecillos se mantienen por más tiempo tiernos; pero yo tenía que congelarlos...
  La harina hay que incorporarla poco a poco, mezclando con las manos, hasta que toda esté bien mezclada. Iremos formando una bola y la volcaremos sobre el mármol. Con los 550 gr. de harina se me queda la pasta demasiado pegasosa, así es que siempre le echo un poco más, a puñaditos, mientras amaso sobre el mármol. Ha de quedar una bola elástica, blanda y brillante. Cuando la tengo, me pringo las manos en un poco de aceite y las paso por la bola de masa. La pongo en un recipiente y la dejo que repose en un sitio cálido, tapada con un paño, por espacio de 1 hora, o hasta que doble su volumen.
  Pasado ese tiempo, amaso un par de minutos más, y voy cortando, dividiendo la masa en porciones, dando forma a los panecillos, y colocándolos sobre la fuente de horno. Sobre la bandeja suelo poner una hoja de papel para horno, por comodidad y limpieza.
  Ahora hay que dejar reposar de nuevo, esta vez para que los panecillos doblen su volumen.
  Así que no tenemos que ponerlos muy pegados sobre la fuente de horno, porque al aumentar, pueden quedarse pegados entre ellos.
  Y al horno. Entre 15 y 20 minutos a 170-180 ºC.
  Pasado ese tiempo, los sacaremos del horno y los dispondremos sobre una rejilla y los taparemos con un paño hasta que se enfríen.

Este es el resultado de los panecillos tiernos
  Una vez fríos, los podemos combinar con lo que queramos: dulce o salado.
  Y podemos hacerlos más grandes o pequeños como pulguitas. Eso depende del gusto de cada cual, y del uso que se les quiera dar.

  Os diría que os animarais a hacerlos, pero ya comprendo que es mucho más rápido y cómodo ir a la panadería y comprarlos.  Aunque no me negaréis que tiene cierto encanto ser autosuficiente, en según qué cosas, cuando el resultado es tan espectacular y tan bueno. Y si no, preguntadles a Raquel y Laura...

  Yo los congelo en bolsitas, de dos en dos, incluso ya abiertos; y voy sacando para que se lo lleven como almuerzo para ir al instituto. Al estar abiertos por la mitad, descongelan enseguida. Y los relleno con lo que les apetezca. Es como si tuvieran pan recién hecho todos los días.


lunes, 8 de noviembre de 2010

Sin copia de seguridad

  El sábado por la tarde, algo le pasó a nuestro portátil Mac. De repente comenzó a hacer un ruido extraño, que nunca antes había hecho. Por lógica, cerramos todos los programas que teníamos abiertos y apagamos el ordenador. Pero ya no pudimos volverlo a encender.
  Juanjo ha estado viéndolo, y se ha informado de cómo devolverlo a la vida.
  Pero, por desgracia, al ser un problema del disco duro, se ha perdido toda la información que este contenía.
  Yo tenía un montón de información almacenada. Toda muy bien puestita, en una carpeta a mi nombre, y bien rotulada; pero no tuve la precaución de hacer una copia de seguridad de todo ello, con lo cual, está perdido.
  Esto es un aviso: para mi, para que no vuelva a pasarme una segunda vez; pero también para otros, que no os pase a vosotros lo mismo que a mi.
  Lo que más me duele es la pérdida de absolutamente todas las fotografías de nuestro viaje  a Vigo de este verano. Eso sí es algo irrecuperable. Os aseguro que no volverá a pasar.

jueves, 4 de noviembre de 2010

La hora del baño

  Los que habéis estado en nuestra casa sabéis que una enorme higuera preside nuestro patio.
  Ella es principio y centro, testigo mudo de juegos, cenas, siestas... y baños.
  Ya forma parte de nuestra rutina diaria, de nuestros recuerdos, de nuestros planes de futuro...
  La higuera.

  Bien. Veréis. Bajo el tronco de nuestra higuera tenemos una antigua pila de piedra, de las que se usaban para cazar pajaritos, cuando acudían a beber en ellas. Nos gusta tenerla allí, siempre llena de agua fresca. Y le damos diferentes usos. Aparte de que el agua aporta frescor en verano, sirve también para que beban los pajaritos y algunas palomas, incluso suele beber Pupi. Por eso procuramos que siempre esté limpia y rebosante.




  Esto es así desde siempre. Pero hace ya algún tiempo empezamos a observar que cada día, al atardecer, la pila estaba casi vacía, y su agua sucia y revuelta.


  Al principio nos extrañó. No creíamos a Pupi capaz de beber tanta agua y de ensuciarla de aquella manera.
  Y empezamos a medio espiar.
  Y un buen día, en el que se oía gran alboroto de trinos en el patio, nos asomamos a la ventana. Y descubrimos el porqué de aquel misterio.


  Resulta que los pájaros que anidan, tanto en los vecinos cipreses del Calvario, como en los árboles de nuestro patio, incluida la higuera, aprovechan el agua limpia de nuestra pila para echarse un buen baño, antes de irse a dormir. Os aseguro que es todo un espectáculo. No tengo fotos de momento, pero ya lo tendré en cuenta para incluiros alguna en esta entrada.