domingo, 23 de mayo de 2010

Comuniones 2010

Hoy han sido las Primeras Comuniones en el pueblo.
Eran 5 niños. Dos de los cuales viven aquí, y los otros 3 restantes son hijos y nietos de Benlloch.
Durante todo el año les he estado haciendo labores de Catequista. Unos días con más acierto que otros, también he de decirlo. Es difícil trabajar con niños, y uno no tiene siempre la misma paciencia o el mismo aguante. Sin embargo, cada uno a su manera, los niños suelen ser agradecidos y, si les das cariño, te devuelven cariño.
Unos días antes, Blai y Diana, me preguntaron, insistentemente, si iba a ir a la misa el día de su Comunión. Por supuesto que pensaba ir. Pero, como peco de malpensada, algo me temí. Y así se lo dije a nuestro cura, Mossen Sergio. Tengo que decir que guardó el secreto divinamente porque, a pesar de que le dije que no me hicieran pasar la vergüenza de salir delante de la gente, me dijo que únicamente tenía que hacerlo para cumplir en alguna fotografía.
Para dejarme ver lo menos posible, me he sentado en el penúltimo banco. Me parecía demasiado descarado hacerlo en el último. Pero si hubiera podido hacer una agujero en la pared del fondo para esconderme dentro, lo hubiera hecho. Ver, escuchar, estar, sin que te vean, sin que te oigan...
Y después de la Homilía, en el momento de las ofrendas, sin saber muy bien cómo, he escuchado al cura decir por el micrófono algo así como que los niños lo tendrían difícil porque tenían que entregarle algo a alguien, a una persona que este año les había sido de mucha ayuda, pero que hoy se había escondido un poco. Y supe que estaba hablando de mi. Así es que, sorprendidísima, me he levantado y, sorteando las piernas de mis compañeros de banco, me he acercado hasta los niños que estaban en el pasillo central, y he recogido el precioso ramo de flores que me entregaban. Todo esto acompañado de las correspondientes fotos, toda mi vergüenza, y las miradas de toda la iglesia...
En fin, la única que no sabía nada de la sorpresa era yo. Después me he enterado de que mis hijas y mi marido estaban al caso. Han hecho bien en no decirme nada antes, porque lo hubiera pasado fatal.
Tengo que dar las gracias a todos cuantos han colaborado y hecho posible ese momento.
En el fondo, a todos nos gusta que nos reconozcan el esfuerzo y, que nos premien, aunque sea con una sonrisa.
Gracias.

viernes, 14 de mayo de 2010

Jamón, jamón

Aquí donde lo veis, este jamón comenzó siendo una paletilla con muy buena pinta y mejor sabor.
Y sus comienzos fueron de lo más ortodoxos.
Algún día os mostraré un buen plato de jamón cortado por el excelente cortador de jamón que tengo en casa. Todo un experto.
Pero el técnico, en habiendo tocado hueso, con una buena puntilla, comenzó a sacar taquitos de jamón. Y, llegado el momento de darle la vuelta, tal y como se acostumbra, decidió continuar.
Ahora se encuentra en este punto.
He de decir que las mejores cortaditas están saliendo ahora.
Y, el técnico, que cuenta en su haber con alguna herida de cuchillo jamonero, sólo ve ventajas en esta forma de cortar jamón; con lo cual, le auguro a esta nueva técnica un gran futuro en nuestra casa.
Disfrutad de lo poco que va quedando...
Eso sí, lamentablemente, sólo con la vista...

martes, 4 de mayo de 2010

Pastel de cuajada

A juzgar por las apariencias, se diría que este es un blog de repostería.
Y no es así.
Pero una parte importante de mi vida transcurre con un delantal en mi cocina y es lógico que os haga partícipes de aquellas cosas de las que me siento orgullosa. Tanto si es un poema como si es un pastel.
Hoy he retomado una receta de mi cuaderno y le he dado un par de vueltas. Y creo que, con las modificaciones, hemos salido ganando.
Ingredientes: 24 galletas tipo María, 125 gr. de margarina o mantequilla, 3 sobres de Cuajada, 4 cucharadas soperas de azúcar, 1/2 litro de leche, 1/2 litro de nata para montar, mermelada.
Preparación.
En primer lugar, picamos las galletas. Supongo que habrá medios modernos para triturarlas, pero yo apuesto por el plato hondo y la maza del mortero. Hago montoncitos de 4 galletas y las voy aplastando, sin preocuparme de si queda algún trozo más grande. La galleta picada la voy acumulando en un cuenco. Derretimos la mantequilla y la mezclamos con la galleta. Y esta mezcla la repartimos de manera uniforme como fondo del molde desmontable. Lo metemos un rato en el congelador mientras preparamos la cuajada.
En un cazo bastante grande echamos el contenido de los sobres de cuajada y el azúcar. Vamos vertiendo la leche, mientras removemos hasta disolver. Añadimos la nata tal cual, sin montar. Y al fuego. No hay que dejar de remover, porque tiende a pegarse al fondo. Justo hasta que rompa el hervor. Entonces lo apartamos un segundo del fuego y lo volvemos a poner encima, hasta que de nuevo rompa a hervir. Apartamos y apagamos.
Sacamos la base del congelador y vertemos la mezcla de la cuajada dentro del molde. Si hubiera quedado algún grumo, podríamos hacerlo a través de un colador.
Hay que esperar que enfríe un poco.
Dejamos reposar en la nevera 3 ó 4 horas antes de servir. Repartimos por encima la mermelada que más nos guste; más dulce o más acida, al gusto de cada cual. Y desmoldamos.
Se trata de una receta muy fácil de preparar, pero de un resultado excelente, tanto a la vista como al paladar.


domingo, 2 de mayo de 2010

Santa Creu

El primer domingo de Mayo, coincidiendo con el Día de la Madre, en la Sierra Engarcerán celebran la fiesta de Santa Creu. Aparte de los actos programados en el pueblo, el que destaca es la romería del domingo a la ermita de Sant Miquel. Allí los romeros asisten a misa, o se toman unas cañas en el chiringuito móvil de La Tahona; y los niños aprovechan para comprarse un juguete en "les paraetes". Allí se dan cita gente de los alrededores, de los pueblos vecinos, porque es ya una tradición subir a Sant Miquel el día de Santa Creu.
Un año más hemos subido andando hasta la ermita.
Hemos salido sobre las 9 de la mañana, desde Benlloch, por el camino que sale frente al Calvario (el del Pou de les Roses). La mayor parte del trayecto está asfaltado, y se hace muy cómodo. Además, con las lluvias de esta primavera, el campo está verde y lleno de flores. Y huele de bien...
Al poco de dejar el asfalto, hemos parado a almorzar, sobre las 10 y algo. También viene siendo típico el lugar donde paramos todos los años a almorzar.
El tramo final es tal vez el más complicado, porque llega un punto donde la senda se pierde y pisas algunos bancales. Si no tienes un buen guía, lo más probable es que no llegues hasta la balsa que marca el final de nuestro camino. Un final un tanto relativo, eso sí. Porque parte de nuestra cuadrilla se sube entonces en el citroen del tío Pedro (que han dejado convenientemente a la sombra esa misma mañana temprano). Y los más valientes emprenden la subida hasta la carretera, casi escalando la montaña.
Antiguamente existía una senda que iba bordeando la montaña hasta la ermita, pero con los años y el desuso se ha perdido.
El punto final es coger rollo, dar un trago de agua fría en la fuente y visitar la ermita.
El resto del día es ya más familiar. Comemos todos juntos en "la montanyeta", carne asada, allioli, cervecita fría... La sobremesa se hace bien entretenida con las peques de la familia.
La vuelta a casa ha sido hoy de lo más variada: Isabel ha bajado corriendo por la carretera; Juanjo, Raquel,
Laura y Marco han bajado andando por el camino dels Vilarets y del mas de Matalladres (por cierto
que les ha pillado la lluvia); y el resto, con los coches que habíamos dejado esta mañana...