miércoles, 16 de marzo de 2011

Croquetas de jamón

  No hay nada que pueda compararse al gusto de unas croquetas caseras.
  Ya puedes buscar en la sección de congelados del mercado la mejor de las marcas, con los más selectos ingredientes, con todos los pluses... Nada como una croqueta casera.
  Que dan trabajo... que ensucias... que...
  ¡Y el gusto que sientes cuando los tuyos se pelean por pinchar la última de la fuente!

  Esta receta se la vi a Pilar de La Cocina de Lechuza y me encantó, por su sencillez y el buen aspecto de sus croquetas. Y no tardé mucho en hacerlas. He de decir, con sinceridad, que a Raquel y Laura no les entusiasmaron, pero más por el tema de los tropezones. Sin embargo, os animo a probarlas porque están buenas de verdad. Y tienen la ventaja de que admiten muy bien el congelado; así que siempre puedes echar mano de ellas, si las preparas con antelación y guardas algunas en el congelador.

  Ingredientes:
- 200 gr. de jamón serrano en taquitos,
- 1 cebolla mediana,
- 30 gr. de mantequilla,
- 3 cucharadas de aceite de oliva,
- 3 cucharadas de harina,
- 1/2 l. de leche

  Preparación:
  En una sartén con capacidad, poner a calentar el aceite y la mantequilla.
  Cuando esté caliente, echar la cebolla  muy picada, y dejar pochar unos 5 minutos.
  Añadir el jamón en taquitos y darle un par de vueltas.
  Incorporar la harina, remover y mezclar bien, y cubrir de leche (mejor si es fría),
  Remover con cuchara de madera, mientras cuece unos 10 minutos a fuego suave, hasta que la masa quede cremosa, sin grumos y empiece a despegarse de las paredes de la sartén.
  Apartar del fuego y verter en una fuente engrasada. Dejar enfriar totalmente. Guardar en la nevera, cubierto con papel de film, unas horas (incluso toda la noche).
  Ir formando las croquetas, con la maña de las 2 cucharas o con las manos engrasadas.
  Pasar por harina, huevo batido y pan rallado, y freír en aceite bien caliente.

  

lunes, 14 de marzo de 2011

Noises Off

  Los sábados por la noche hacemos velada de cine familiar. Nos gusta ver alguna buena película, apta para Raquel y Laura, y también para Juanjo y para mi (que no todo van a ser dibujos animados...). Y solemos disfrutar todos con estas veladas. Además, rara vez vemos lo que echan en la tele, sobretodo las películas porque, según en qué cadena, te aburren con las propagandas. Así que programamos la peli que vamos a ver aquel sábado en cuestión.
  Este sábado estábamos pensando qué íbamos a ver, y no nos poníamos de acuerdo.
  Pero todos coincidimos en volver a ver una película que ya habíamos visto... Eso sí, ¡vaya película!
  Os cuento.
  De recién casados, viviendo en Castellón, en el piso de la calle Borriol, una noche Juanjo y yo vimos una película que nos encantó. Nos hizo morir de risa, pero de risa de la buena; de esa que hace que te duela la mandíbula, y el estómago... de esa que no te deja escuchar porque no puedes parar de reírte. ¡Suerte que me quedé con el título!


  Desde aquella noche, siempre mirábamos la programación de la tele, con la esperanza de que la volvieran a repetir para poder grabárnosla. Incluso repasábamos la sección de Comedias de los estantes de DVD's de Media Markt, o de cualquier centro comercial, deseando encontrar un ejemplar de aquella película. Pero nada. Nunca tuvimos suerte. Y nos quedó como una espinita clavada.
  Cuando tuvimos Internet en casa, y la posibilidad de descargarnos algunas cosas, una de nuestras primeras descargas fue Noises Off, o como nosotros la recordábamos, ¡Qué ruina de función!




  Fue un alivio comprobar que, con los años, no habíamos idealizado la película, que era tan buena como recordábamos. Volvimos a reírnos con el argumento y la trama de aquella comedia tan genial...
  Volvimos a verla con Raquel y Laura.
  Y este pasado sábado volvimos a verla, con risas por parte de todos, incluso las de Raquel y Laura que, ya más mayores, entendían mejor los gags de la película.
  Os la recomiendo. Si tenéis ocasión, no dejéis de verla.
  Deseo que lleguéis a reiros tanto como hemos llegado a reír nosotros...

jueves, 10 de marzo de 2011

un lunes diferente

  Las agujetas son algo curioso: después de un esfuerzo, no sabes en qué momento aparecen, pero sí lo mucho que tardan en desaparecer... En esas estoy. Tras algún tiempo sin buenas caminatas, me pillaron desentrenada y me he movido como un pato hasta hoy. Os explico.
  El lunes Raquel y Laura tenían fiesta en el Instituto; uno de esos días no lectivos de los que disfrutan a lo largo del año. Y querían hacer algo especial. Es normal, la perspectiva era pasarse el día haciendo deberes y poco más.
  Antes de acostarnos el domingo, convinimos la ruta que haríamos el día siguiente.
  El lunes madrugamos. Preparamos bocatas para el almuerzo, agua, y pañuelos de papel para la sinusitis de Raquel... Eran casi las 9 de la mañana cuando nos subimos al coche... Pero el puñetero no quiso arrancar. Últimamente le falla la batería a causa del frío de las noches y había estado parado todo el fin de semana. Total, que antes de irnos, Juanjo enchufó la batería al cargador, con la esperanza de que estuviera a punto para poder irse a trabajar a las 2.
  El Clio nos llevó sin problema hasta La Sierra Engarcerán.


  Aparcamos a la entrada del pueblo, nos enfundamos las mochilas, y comenzamos la bajada hacia Benlloch. Comenzamos a caminar a las 9:20 h.
  Juanjo, Raquel y Laura sí conocían la ruta, porque la habían hecho en alguna otra ocasión. La última vez la hicieron de subida y con nieve.
  La verdad es que me encantó. La ruta comienza entre pinares, con la senda asfaltada. Observamos que están repoblando el pinar con robles, incluso en zonas no despobladas; tal vez pretendan substituir los pinos por robles en un futuro. El campo está de un verde precioso, tras las lluvias. Los romeros, las estepas, las matisas, las aliagas... todas las plantas tienen vitalidad de primavera adelantada.



  El camino va combinando la tierra pisada con tramos de asfalto, o mejor dicho, de hormigón. Con lo cual, el paseo se hace muy ameno. También tengo que señalar que, salvo unos metros al principio, todo es cuesta abajo. Se hace fácil, pero las piernas están en continuo freno.


  A las 10:10 paramos en un recodo del camino, bajo una carrasca, para almorzar. Nos comimos los bocatas que habíamos preparado por la mañana. Laura, que se estaba comiendo bien a gusto el suyo de jamón con tomate, dijo de repente: "mamá, un 10". Yo me reí y le dije que los había hecho su padre. A lo que contestó: "papá, un 8"... jeje, ¡qué guasa tiene la niña!


  Pupi nos acompañaba. Lo suyo también es singular. Siempre comienza las caminatas con energía desbordada: corre, se adelanta, se atrasa... Huele, observa, escucha... Pero, a medida que se va cansando, va refrenando el ritmo y acaba caminando junto a nosotros

  
  Llegábamos a casa a las 12:22 h.
  
  A pesar del cansancio, son mañanas que apetece volver a repetir. Por el paisaje, por la compañía... porque el tiempo compartido con los hijos es el mejor tiempo del mundo. Tuvimos un día soleado, precioso; un día para salir, para respirar, para oler, para sentir...

jueves, 3 de marzo de 2011

Sopa completa

  A mediodía suelo preparar un plato único, para que Juanjo no pierda demasiado tiempo en la mesa antes de irse a trabajar. Eso no quiere decir comer cualquier cosa y de cualquier manera. Hoy, por ejemplo, he preparado caldo de pollo y verduras, que me ha servido como base para preparar esta sopa enriquecida.
Ingredientes:
- 3 lonchas de bacon ahumando,
- 100 gr. de garbanzos cocidos,
- 1 ajo picadito,
- perejil,
- 1 litro de caldo,
- 100 gr. de fideos gruesos,
- 1 huevo duro,
- 2 cucharadas de aceite.

Preparación:
  En una olla calentamos el aceite.
  Troceamos el bacon y lo sofreímos. Cuando ya lo tengamos en su punto, añadimos los garbanzos y les damos unas vueltas para que se impregnen bien del aceite.
  Echamos el ajo picadito y el perejil, también picado. Si no tenemos perejil fresco, usaremos el de bote seco. Este paso será rápido para que no se nos queme el ajo.
  Añadiremos el litro de caldo. Y, cuando rompa a hervir, los fideos.
  Rectificaremos de sal. Y esperaremos el tiempo de cocción que se indique para los fideos.
  Trocearemos el huevo duro y lo añadiremos a la sopa.
  ¡Buenísima!
  Y podéis adaptarla a vuestras necesidades. Si sois más gente, vais aumentando los ingredientes... Si en vez de sal preferís el Avecrem... o las dos cosas... Eso ya, al gusto de cada cual.

  Además, si un día os sobra una sopita de pasta (fideitos, piñones, maravilla...), podéis preparar el sofrito y añadirlo a la sopa ya preparada. Y cambia totalmente el plato.

martes, 1 de marzo de 2011

Albóndigas de nada

  Anoche probé una receta de albóndigas que habíamos visto en el programa de cocina de Saber comer.
  Decidí probarlas, porque me gustó lo fáciles de hacer que eran, lo asequible de los ingredientes, y la buena pinta que tenían.
  Preparé la masa con antelación, la dejé reposar y las freí en el momento, para que llegaran calentitas a la mesa. Os aseguro que lucían bien en la cazuelita de barro donde las serví. Cuando nos sentamos a la mesa, Raquel y Laura preguntaron de qué eran las albondigas; Juanjo les dijo que eran "albóndigas de nada". Me  hizo gracia la expresión, así que les puse ese nombre. Y así las voy a seguir llamando cada vez que las haga, porque pienso hacerlas de vez en cuando a partir de anoche.
  Son "albóndigas de nada", pero no es así en realidad. Lo que pasa es que no llevan carne, ni bacalao, ni pollo, ni jamón...
  Os lo explico.
  A todos nos sobra media barra de pan de un día para otro... Se trata de darle salida.
  Ingredientes:
- media barra de pan del día anterior, cortada en pequeños dados,
- pequeños daditos de queso, al gusto,
- media cebolla trinchadita muy pequeña,
- perejil,
- sal,
- 1 ó 2 huevos

  Preparación:
  Vamos poniendo en un bol los ingredientes, en el orden en el que aparecen.
  Mezclamos muy bien. La cantidad de huevo depende de cómo veamos la masa. Ha de quedar todo bien  ligado.
  Dejamos reposar 1 hora o así.
  En el momento de freír, amasamos con las manos y vamos formando las albóndigas. Las pasamos por harina, y ¡a la sartén de aceite bien caliente! Las freímos, y las pasamos a un plato con papel absorbente.
  Las podemos servir acompañadas de una buena salsa de tomate frito casero, o con la socorrida mayonesa, y una ensalada.
  Nadie diría que están hechas de pan...
  El queso y la cebolla acompañan bien. aportando sabor y suavidad a la masa. Pero también podemos añadirle unos daditos de jamón, o lo que se nos ocurra, si queremos darle un sabor distinto. Eso, al gusto de cada cual.
  Ya sabéis, albóndigas de nada para la cena. A nosotros nos gustaron...