martes, 4 de mayo de 2010

Pastel de cuajada

A juzgar por las apariencias, se diría que este es un blog de repostería.
Y no es así.
Pero una parte importante de mi vida transcurre con un delantal en mi cocina y es lógico que os haga partícipes de aquellas cosas de las que me siento orgullosa. Tanto si es un poema como si es un pastel.
Hoy he retomado una receta de mi cuaderno y le he dado un par de vueltas. Y creo que, con las modificaciones, hemos salido ganando.
Ingredientes: 24 galletas tipo María, 125 gr. de margarina o mantequilla, 3 sobres de Cuajada, 4 cucharadas soperas de azúcar, 1/2 litro de leche, 1/2 litro de nata para montar, mermelada.
Preparación.
En primer lugar, picamos las galletas. Supongo que habrá medios modernos para triturarlas, pero yo apuesto por el plato hondo y la maza del mortero. Hago montoncitos de 4 galletas y las voy aplastando, sin preocuparme de si queda algún trozo más grande. La galleta picada la voy acumulando en un cuenco. Derretimos la mantequilla y la mezclamos con la galleta. Y esta mezcla la repartimos de manera uniforme como fondo del molde desmontable. Lo metemos un rato en el congelador mientras preparamos la cuajada.
En un cazo bastante grande echamos el contenido de los sobres de cuajada y el azúcar. Vamos vertiendo la leche, mientras removemos hasta disolver. Añadimos la nata tal cual, sin montar. Y al fuego. No hay que dejar de remover, porque tiende a pegarse al fondo. Justo hasta que rompa el hervor. Entonces lo apartamos un segundo del fuego y lo volvemos a poner encima, hasta que de nuevo rompa a hervir. Apartamos y apagamos.
Sacamos la base del congelador y vertemos la mezcla de la cuajada dentro del molde. Si hubiera quedado algún grumo, podríamos hacerlo a través de un colador.
Hay que esperar que enfríe un poco.
Dejamos reposar en la nevera 3 ó 4 horas antes de servir. Repartimos por encima la mermelada que más nos guste; más dulce o más acida, al gusto de cada cual. Y desmoldamos.
Se trata de una receta muy fácil de preparar, pero de un resultado excelente, tanto a la vista como al paladar.