Sí, es el título de una peli de Jack Nicholson; pero también es la descripción más acertada del día de hoy.
Cuando piensas en el reencuentro con alguien de tu niñez, con personas a las que hace una infinidad de años que no ves, no sabes cómo va a resultar la cosa. Puede que en esos años, todos hayamos cambiado, y tal vez no quede nada de los vínculos que entonces nos parecían sagrados.
Sobre las 9 y media de esta mañana, han llegado a casa, Carlos y Jesús.
El encuentro ha sido emotivo.
J y Carlos no se habían visto desde 1985, en la Ordenación de Carlos.
Y es curioso porque da la impresión de que no habían perdido el contacto.
J nos lo describía en casa, cuando salía en nuestra conversación, con las palabras que aún hoy se le adaptan a la perfección, como cura comprometido y crítico, como persona de bien, honrado, tozudo, con personalidad, simpático... 30 años después continúa siendo la persona que él conoció.
Supongo que para Carlos, J ha cambiado más, porque entonces era un niño y ahora es un hombre con una formación y una personalidad. Creo que le habrá gustado comprobar en qué clase de hombre se ha convertido.
Los dos se parecen, y tienen mucho más en común de lo que a simple vista puede parecer.
Jesús es su amigo, Presidente de Adane en Cantabria, la ONG de la que Carlos es fundador. Jesús María Ruiz Prieto. Amigos para el desarrollo de la Africa negra. Carlos ha pasado 25 años en misiones.
La valoración del día, muy positiva.
A veces he tenido la sensación de no haber actuado bien, forzando tal vez un encuentro... pero hoy me siento orgullosa de haberlo hecho posible. Sé que he hecho feliz a mi familia, y eso es lo que deseo hacer cada día de mi vida.
Más cosas que leer. Le tengo, Gangas, El encuentro.
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