domingo, 18 de septiembre de 2011

15 de Septiembre

  Todavía me sorprende la capacidad que tiene el cuerpo humano de soportar dolor y el aguante que podemos llegar a tener en la vida.
  Me he sometido a la prueba más dura que hubiera podido imaginar. He aguantado, durante 6 interminables horas de quirófano, una postura pétrea, rígida hasta el agotamiento, mientras otros hurgaban en mi corazón, y en mi alma.
  Y cuanto más dolor sentía, más pensaba en los míos, y cantaba mentalmente Salves a la Virgen del Adyutorio, para que me diera fuerzas para aguantar aquel calvario, y rezaba compulsivamente Padrenuestros que me sosegasen.
  Por desgracia, mi problema no se ha solucionado. Y casi con total seguridad, habré de volver a someterme a la misma prueba.
  Y aunque al pensarlo se me escape alguna lágrima, sé que esto me ha hecho más fuerte. Lo he superado 2 veces y puedo con una tercera.
  He de decir que estoy muy agradecida a todo el equipo que me asistió. A Pau, Mila, Noelia y Amparo, que no me dejaron sola ni un solo momento y siempre me dirigieron palabras de ánimo y cariño. Una de ellas me dijo al despedirse que había sido un placer haberme acompañado en la operación. Mi agradecimiento también a los doctores A. Bellver y Eloy Dominguez. Todos sin excepción hicieron bien su trabajo y se esforzaron, sin éxito por las circunstancias, para que todo saliera bien.
  Nos volveremos a ver.
  Pronto.
  Y esta vez, sí que sí.

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