lunes, 30 de agosto de 2010

8 de Agosto


Reservamos para el domingo la visita a Santiago de Compostela.
Tal vez no fue la decisión más acertada, teniendo en cuenta que era el día de la clausura del Encuentro de Jóvenes 2010.
Nosotros nos guiamos más por el hecho de que, al ser domingo, y celebrarse ese encuentro allí mismo, era más probable que pusieran en marcha el Botafumeiro. Pero no tuvimos mucha suerte.
Dejamos el coche en la parte de atrás del parque de la Alameda. Y fuimos andando hasta la Catedral. La ciudad estaba llena de gente. Prácticamente recién llegados, sin haber visto nada más, nos pusimos a la cola para poder entrar en la Catedral a misa de 12. La cola avanzaba lentamente, y cuando ya estábamos próximos a la entrada, una señora pasó advirtiéndonos de que no dejaban entrar con mochilas. Así es que Juanjo las cogió todas y se fue a llevarlas al punto donde nos habían dicho que las guardaban. En esas nosotras entramos, pero él no llegó a tiempo y se tuvo que quedar fuera.
La Catedral iba llenándose. Nosotras no estábamos en mal lugar. Raquel y Laura estaban en la nave central, pero hacia el final de la iglesia. Yo me situé junto a la puerta, en parte para ver si veía a Juanjo si es que conseguía entrar, y en parte para poder apoyar la espalda junto a la pared. Casi enseguida nos enteramos de que no pondrían en marcha el Botafumeiro. Pero asistimos a la celebración de igual modo. Salimos un poco antes de que acabara la misa, para evitar aglomeraciones. Y nos fuimos al mismo punto donde nos habíamos separado de Juanjo. Acertadamente, porque él volvió a buscarnos a aquel mismo lugar.
Después rodeamos la Catedral hasta la famosa plaza del Obradoiro.


Ni siquiera pudimos visitar el interior de la Catedral.
Estuvimos mirando la mejor opción para comer, aunque era un poco pronto, para ser de los primeros y no coincidir con todo el mundo a la hora de comer.
Nos decidimos por el Restaurante El Franco, que tenía un menú apetitoso y asequible.
Después de comer, pateamos el centro de Santiago. Y compramos detallitos para llevar a la familia.


Antes de irnos teníamos una cita pendiente: comernos un helado en la Heladería Farggi, la heladería más famosa de Santiago.
Como íbamos bastante cargados, yo me fui al coche a llevarlo todo, porque estaba bastante cerca. Y Juanjo y las niñas se fueron una vez más hacia la Catedral para ver una exposición de instrumentos antiguos que nos había quedado pendiente. Estaba cerrada. Pero a cambio pudieron entrar con total libertad al interior de la Catedral y visitarla.
Como tenían que volver atravesando el parque de la Alameda, regresé algunas calles para encontrarme con ellos y volver juntos al coche.


No quisimos que se nos hiciera muy tarde porque había que preparar cosas todavía esa noche, para salir de viaje por la mañana temprano, de regreso a Benlloch.
El aire acondicionado del coche nos dio un pequeño susto, porque no funcionó hasta llegar a Padrón. Y ya nos imaginábamos el regreso a casa pasando calor en el coche. Por suerte, de repente empezó a funcionar...

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