martes, 26 de abril de 2011

Lunes de Pascua

  Festividad de San Marcos.
  Dice el refranero popular, que el tiempo que hace este día se repite los cuarenta días que le siguen.
  En Benlloch, desde siempre, el lunes de Pascua, se va en romería hasta la ermita del Aydutorio, a ver a la Virgen y a decirle que su Hijo ha resucitado.
  Hoy en día somos poquitos los que vamos en procesión. Hace algunos años, asistía mucha gente, y muchos jóvenes y niños, con la animada compañía de la Banda de Música. Pero todo aquello se ha perdido, tal vez para no volver.
  Los más osados, paraguas en mano, salimos desde la Iglesia en procesión, mientras volteaban las campanas anunciando la fiesta al pueblo.
  Como novedad, este año hicimos la mitad del trayecto por la carretera, porque el camino está muy mal por unas obras que han estado haciendo. Por suerte, nos lo van a arreglar después, no sólo tendremos el parcheado que nos prometieron.
  Y estuvimos todo el rato abriendo y cerrando los paraguas. Porque ni llovía con ganas ni paraba de llover.



    Llegamos a la ermita, y no se pudo voltear la campanita porque se quedó trabada tras algún volteo y no giraba.
  Juanjo se aventuró a subir al tejado de la ermita. No era la primera vez que lo hacía, porque en numerosas ocasiones había subido para hacer fotos de los alrededores de la ermita o del estado de la misma. En los últimos años, la techumbre se ha deteriorado mucho, y estamos ya en vísperas de las obras definitivas para repararla. Tuvo que subir a oscuras y sorteando puntales de obra.




  Mientras él reparaba el desperfecto...




... nosotros le observábamos desde el suelo...

Laura, Eva, Reyes, Raquel, Sara, Rocío, Silvia y Diana.

  Después de la misa y los Gozos a la Virgen, la procesión volvió a casa, esta vez sí con lluvia insistente.

  A Juanjo y a mi nos quedaba la 2ª parte de la aventura del día anterior. Con la batería del coche bien cargada, subimos en busca del Skoda que había pasado la noche en la carretera de La Sierra. 
  Juanjo la colocó de nuevo, tan habilidosamente como la había quitado. Y consiguió que el coche arrancara, eso sí, tras 2 intentos fallidos.
  Esa tarde también subimos a merendar a la montañita, pero con el depósito cargado de gasoil...

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