En la entrada anterior os contaba cómo hacer un pan casero para las torrijas.
Ahora hay que darle salida a este pan.
He cortado 8 rebanadas. de 1 dedo de grosor.
En un cazo he puesto a hervir medio litro de leche, con la piel de un limón, una ramita de canela y 2 cucharadas de azúcar. Cuando ha arrancado el hervor, he apartado el cazo del fuego. A través de un colador, he vertido la leche en una fuente honda, y he dejado enfriar.
He colocado las rebanadas en la leche, dándoles la vuelta para que quedarán bien caladas. He dejado escurrir el exceso de leche.
He batido 2 huevos. En una sartén mediana he puesto aceite a calentar. Y mientras, he ido rebozando las rebanadas en el huevo. Y las he puesto a freír, de 3 en 3. Una vez fritas, las he pasado a un plato con papel absorbente.
He preparado una mezcla de azúcar y canela molida, y he rebozado las torrijas ya preparadas en esta mezcla.
Y recién hechas ¡a comerlas!
¡Buenísimas!
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